Hacía tiempo que no veía un personaje tan entrañable, que traspasara la pantalla y se instalara en mi memoria con tal fuerza. Hacía tiempo que una serie no me transmitía de manera tan convincente valores morales y humanos fuera de lo convencional. Call the Midwife lo ha conseguido y, aunque en algunas ocasiones se desliza peligrosamente hacia el sentimentalismo, ha sabido mantener el equilibrio, logrando de nuevo una de las cosas que la BBC sabe hacer mejor: adaptaciones literarias con clase, ritmo, solidez argumental y un elenco actoral de los de triple reverencia.
Dejadme que os diga una cosa: Miranda Hart es una actriz maravillosa, una comediante inteligente que actúa tan bien como escribe –como ha demostrado en la sitcom Miranda–, y el papel de Chummy –Camilla Cholomondely-Browne-, la comadrona amable, corpulenta, aparentemente torpona, de familia eminente, hablar engolado y alma sin dobleces, uno de esos increíbles personajes que se instalan en tu corazón para no marcharse. Chummy dota de vida a la serie, y logra que Call the Midwife, junto a una moral que no se instala en lugares comunes, se haya convertido en una de esas joyas british que han mantenido en vilo a millones de espectadores empapando montañas de klínexs.
Para más señas, el epicentro de la acción se sitúa en torno a las vivencias existenciales y laborales del grupo de comadronas-enfermeras y monjas que conviven en la Casa del Nonnato y que, durante los años 50, atienden las necesidades de enfermos y embarazadas de una zona marginal y deprimida del East End londinense, desplazándose en bicicleta. El tema, de tratamiento difícil por su tono dickensiano, consigue conmover con un mosaico de historias de vidas: tanto de las comadronas y monjas como de las embarazadas y enfermos de la comunidad. La serie se basa en la trilogía homónima de Jennifer Worth, unas memorias sobre su propia experiencia como enfermera.
Chummy, el alma de la serie |
La narradora es Jenny Lee, una comadrona novata y burguesa que, mediante una voz en off −de la siempre elegante Vanessa Redgrave−, va desvelando la historia de su vida: cómo abandona la seguridad y el confort de la casa familiar para enfrentarse con un mundo desconocido, muy alejado del que proviene. El contacto con los enfermos y otras problemáticas de su nueva comunidad, hace evolucionar su educación sentimental y moral, ayudándola a madurar y a enfrentarse con los fantasmas amorosos de su pasado.
La mirada librepensadora de las monjas
En el convento del Nonnato conoce a su nueva familia, un excéntrico (e inolvidable) grupo de personajes femeninos, entre los que destaca la hermana Monica Joan, una monja aquejada de demencia senil, culta e irónica, que cita a Keats y cree en la influencia de los astros, y la hermana Julienne, a cargo del convento, cuyos valores morales y humanos distan años luz de la mirada conservadora y convencional de la Iglesia. Este es, sin duda, uno de los mayores aciertos de la historia: la mirada librepensadora y el talante comprensivo de las monjas-enfermeras hacia algunos prejuicios y tabúes sociales, que denotan una gran sensibilidad ante la complejidad y los vericuetos del alma humana.
Chummy y las otras chicas
Chummy entra en escena en el segundo episodio presentándose de esta forma: «Suelen llamarme Chummy porque padre solía decir que los perros grandes necesitan nombres cortos (…) Siempre he sido una zanquilarga. Incluso cuando era niña, en la India, era más alta que mis hermanos. Mi pobre y anciana madre solía estallar en llanto, pero mi aya cosía volantes en los bajos de mis vestidos».
A partir de la introducción de este personaje asistimos a una de esas increíbles atracciones que sólo consiguen los grandes actores: es imposible apartar la mirada de ella. La expresión de su rostro, la perfecta fusión con el personaje, la interpretación invisible llena de gracia y encanto… Chummy aporta vitalidad y ternura y, a su alrededor, los diferentes personajes femeninos, sobre todo de las jóvenes comadronas como Trixie y Cynthia, cobran vida: las reuniones de chicas, los bailes, las confesiones amorosas, los idilios, los dramas del día a día son el contrapunto perfecto al orden monacal de Nonnato House.
La osadía de juzgar a los otros
Si algo nos enseña Call the Midwife es que es muy osado juzgar el comportamiento del prójimo en función de unos valores socioculturales, sin conocer previamente su pasado y circunstancias vitales. Temas como el incesto, la aceptación del dolor y la tragedia, la infancia perdida o la diferencia entre lo que creemos saber y lo que la existencia nos enseña, son algunos de los planteamientos de la serie. Las enfermeras y monjas, enfrentadas cada día a las tristezas y alegrías, al nacimiento y la muerte, aprenden la importancia de la tolerancia para aceptar los distintos grises del comportamiento humano.
Sin embargo, mi única pega a esta serie de gran calidad, es su duración. Seis capítulos quedan escasos para profundizar en los personajes principales, ya que de algunos sólo conocemos atisbos de sus personalidades, emociones, anhelos y esperanzas. Pero no hay que desesperar, porque Call the Midwife tendrá segunda temporada. Y como diría Chummy, esto nos parece “splendid”. Por cierto, también podemos leer los libros, auténticos best sellers en el Reino Unido.
Ficha técnica
Título original: Call the Midwife
Cadena: BBC
Año de creación: 2012
Creada por: Heidi Thomas
Temporadas: 1
Episodios: 6
Web oficial
Me encantó pues es el año que yo nací pero quedo como en suspenso no termino quisiera que me digan cuantos temporadas y episodios son gracias
14 junio 2016 | 05:01
Hola Blanca, llevan emitidas cinco temporadas de alrededor de ocho episodios. Un saludo
14 junio 2016 | 13:52
Hola me encantó esta serie!
Me agradaría obtener en español la voz en off de Vanessa Redgrave.
Gracias y saludos desde Buenos Aires!
Jorge
16 junio 2017 | 22:52