Entonando el mea culpa por ‘Friends’ (segunda parte)

La semana pasada hacía mención a lo que había calado en la audiencia el Universo Friends. Tanto es así que hay poquísimas series que sean tan identificables y que hayan logrado crear con tanto acierto un happy place: esto es, un lugar idílico al que siempre queremos regresar, que nos transmite buenas vibraciones y que conocemos como la palma de nuestra mano. En ‘Friends’, los sets, que son parte fundamental de la atmósfera charming, funcionan a la perfección. La casa de Monica (o la casa de las chicas) está decorada como un enorme muffin de colores. Sus paredes moradas llenas de carteles, los cojines, la cocina con las estanterías a la vista llenas de productos y cacharros, las lámparas, el marco dorado que rodea la mirilla tras la puerta de entrada y otros mil detalles de atrezzo hablan de la persona que lo habita. De su forma de ser un poco cursi, organizada y perfeccionista.

La casa de Monica, un piso de renta antigua heredado de su abuela, es el centro de reunión de los seis amigos. Un lugar donde las puertas siempre están abiertas (literalmente) y dispuesto para recibir a los demás. El set, con su peculiar decoración y la gran cristalera que da al balconcito de difícil acceso, está vinculado a las tramas y gags con enorme acierto: la visión del feo hombre desnudo, cuyo apartamento posteriormente ocupará Ross y desde donde verá a Monica y Chandler en pleno arrebato pasional; los momentos románticos en el balcón de Rachel con sus ligues mientras Ross entra inesperadamente; las charlas de confesión en la cocina frente a la puerta que se abre de repente; las reuniones alrededor de la tele tras las comilonas de Acción de Gracias o abriendo los regalos en Navidad donde se recuerdan historias del pasado…

Por el contrario, el apartamento de Joey y Chandler es destartalado y masculino, pero tan acertado y con detalles tan reconocibles para la definición de los caracteres de los personajes como el de Monica. En este caso, el apartamento es puro Joey: la alfombra de color indefinible llena de restos de comida, el futbolín, los sillones reclinables de cuero, la horrible estantería hecha por él mismo, el perro de porcelana (que nos hace reír cada vez que lo vemos y recordamos cuál es su procedencia) o la pizarra magnética tras la puerta de entrada que, en cada episodio, cambia de dibujo.

A medida que avanzan las temporadas, la decoración de las casas se convierte en un recordatorio de las tramas y subtramas pasadas (la butaca que Joey cree que se ha regenerado, la estantería donde Joey se encierra mientras el ladrón le despluma…). Así, observamos todos estos detalles y rememoramos esta escena u otra, un recordatorio de contenido muy ingenioso que pocas veces he visto tan bien manejado en una ficción y que contribuye a la construcción de este mundo tan especial e identificable.

El otro gran set es Central Perk, donde suelen iniciarse los episodios con la entrada de alguno de los amigos; el punto de reunión tan entrañable, con su cómodo sillón color naranja y sus tazas de colores XXL, un lugar en el que nos gustaría quitarnos el abrigo y acomodarnos para escuchar las terribles composiciones de Phoebe o, incluso, pasar un rato oyendo el sonido de Ross mientras Gunther nos sirve una bebida caliente con un trozo de tarta.

Al igual que los sets, tan reconocibles, el Universo Friends está lleno de muletillas y repeticiones (el «How you doing» de Joey; «Smelly cat», de Pheebs, el grito «I know!» de Monica) que nos hace sentirnos tan confortables como en el salón de nuestra casa. Los personajes son predecibles pero, al fin y al cabo, este es el secreto de su éxito. Después de muchas horas en su compañía los conocemos y sabemos cómo van a reaccionar. Y esta anticipación es la que nos produce el placer. La sonrisa ya se dibuja en nuestro rostro antes de la réplica. Sin embargo, la inteligencia con la que están escritos los guiones y su tempo cuasi perfecto, logra sorprendernos con vueltas de tuerca imprevistas que nos llevan a soltar una carcajada.

I’ll be there for you

Pero si hay algo que consigue crear esa atmósfera encantadora en la que queremos entrar es la amistad. Evidente, ¿verdad? De entre todas las relaciones que establecen los personajes, la más bonita, sincera y mejor escrita, es la de Joey y Chandler. ‘Friends’ está llena de escenas memorables de los dos amigos. Una de mis favoritas (con la que me reí muchísimo) es cuando Chandler se auto castiga metiéndose en un cajón de madera y permanece allí hasta que Joey le perdona por haberle mentido y levantado a la novia. De hecho, uno de los momentos más emotivos de la serie es cuando Chandler se muda a vivir con Monica y los dos se dan un abrazo en la cocina mientras a nosotros, pobres espectadores, se nos hace un nudo en la garganta.

Y, como no podía ser de otra manera, la amistad entre varios de ellos acaba convirtiéndose en algo más. Una de las historias vertebradoras de la serie es la relación amor-odio de Rachel y Ross. Encuentros y desencuentros que acaban con una hija en común y una futura boda. O la más bonita todavía historia entre Monica y Chandler, una de las partes que perduran en nuestra memoria debido a la química de la pareja, y a la que los guionistas logran sacar todo su jugo: desde el inicio de la relación secreta en la boda de Ross en Londres hasta el descubrimiento. Pasando por la declaración de amor mutua donde «si no sueltas la lagrimilla es que no tienes corazón», como diría @noeliaoalvarez, hasta el día de la boda con la huida de Chandler. ‘Friends’, como comedia prototípica en abierto de 24 episodios por temporada, sabe estirar sus tramas (pero, evidentemente, no me veréis quejarme).

Secundarios, recurrentes, y cameos

Otra de la riqueza de ‘Friends’ es la comicidad de sus secundarios y la grandeza de sus actores recurrentes y guest stars. ¿Quién no recuerda la penetrante risa de Janice o las apariciones de Estelle Leonard, la representante de Joey? Y entre los cameos más celebrados se encuentran personalidades como Jay Leno, Jean Claude Van Damme, Ralph Lauren, George Cloony, Julia Roberts, Brooke Shields, Charlie Sheen, Ben Stiller, Robin Williams, Billy Crystal, Isabella Rossellini, Winona Ryder, Charlton Heston, Elle Macpherson, Bruce Willis, Susan Sarandon, Gary Oldman, Brad Pitt, Sean Penn, Alec Baldwin… Ay, ¡que me quedo sin aliento!

Por todo ello, y para cerrar el artículo, entono de nuevo el mea culpa y me declaro, para siempre, fan fatal de esta serie que no supe valorar en su momento (boina francesa) y que, como decían todos (incluso MI MARIDO), es una de las mejores comedias de la historia de la tele. Por supuesto, ahora os queda cotillear en…

Mis Puntuaciones

PD Como diría el vizconde de Valmont, no puedo evitarlo… Dedicado especialmente a @noeliaoalvarez que me ha acompañado en la travesía y que, inevitablemente, se ha vuelto a enganchar.

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