Outlander, revolcones fogosos y comedia loca

outlanderTras una semana de lucha intensa contra los virus de mi peque y de los míos propios vuelvo para contaros mi particular aventura con Outlander. Sí, estáis oyendo bien. Esa serie de Starz subidita de tono con un cachas de melena de fuego y ojos de bambi, y una Barbie morena que viaja en el tiempo a través de unas piedras. Desde luego, antes de embarcarme en esta odisea erótico-histórica (ejem), conocía de qué iba el tema. Sabía del enorme éxito de la saga Forastera de Diana Gabaldón y de que, como dicen los ingleses, no era «my cup of tea». Sin embargo, amigos lectores, sabéis que me gusta tener en el horno alguna serie vacíacocos para cuando la nariz gotea y la cabeza no está para mensajes davidsimonianos. Así que, con la frente despejada de prejuicios (bueno, no del todo), me puse el primer episodio y…


…OMG. La cosa empieza a funcionar. La Barbie visita con su marido (ahora hablaremos de Tobias Menzies y de Black Jack) unas ruinas que luego conoceremos bien y, sobre una mesa, hay una escenita de lametones incendiarios. La Barbie, con las orejas como antenas, capta toda la cháchara erudita del esposo (que tan bien le servirá más adelante para salir del paso) y asiente con su hermosa cabeza de tirabuzones. Luego se va a recoger unas plantitas a Craigh na Dun, una especie de Stonehenge de las Highlands y un viento huracanado empieza a soplar. La Barbie pone la manos sobre la piedra y…

SPOILERS

Voilà. Se ha ido a otro lugar. Para que la cosa no decaiga, en cuanto la Barbie pisa tierra desconocida su primer encuentro es con el personaje que más gratificaciones hilarantes me ha dado en los últimos tiempos: Jack Randall, un capitán inglés que, además de ser un hideputa gonorrea —como dirían los amigos de Narcos—, es el antepasado del marido de la Barbie, un verdadero clon pero con los pelos a lo Mario Vaquerizo que, en cuanto se la encuentra en el bosque, intenta violarla dejando al descubierto sus turgentes carnes blancas.

OK. Estoy ya muy enganchada.

La Barbie lleva una especie de vestido blanco muy ligero y yo, como buena madre, sufro con el frío que pasa. Menos mal que unos fornidos y sucios escoceses vienen al rescate y la llevan hasta un refugio donde la Barbie va a conocer al HOMBRE por el que lo dejará todo y al que le dará TODO: el dios nórdico de mirada azul y pelazo espeso Jamie Fraser.

Para este momento mis ojos están como platos y solo quiero ver MÁS.

A partir de este instante y, más o menos hasta mitad de temporada, la serie se centra en su motivo principal: ver CUÁNDO LO HARÁN. Miraditas incandescentes, la Barbie le cura las heridas acercándose mucho mientras arde un fuego en el hogar, él la mira con ojos de ternero en celo… Y yo, mientras me sorbo los mocos y bebo mi té, sigo viendo episodio tras episodio y comentando en Twitter cada acercamiento sugerente más contenta que unas pascuas.

Mierda, me digo a mi misma, resulta que SÍ ERA my cup of tea. La Barbie intentando volver a las piedras y, mientras tanto, jugueteando con el dios nórdico. MOLA.

Mientras tanto, hay un clan regido por un ser de patas extrañas que no me interesa nada, y un trasfondo histórico que me la refanfinfla. Pero (menos mal) en el episodio sexto Diana Gabaldón y los guionistas (que se han fumado unos porros muy cargados) introducen por fin al ANTAGONISTA que debe oponerse a la tórrida pasión de Barbie y Ken.

Y aquí empieza la fiesta de risiones y el sinsentido.

Porque Black Jack es el villano de cómic por excelencia. Un ser excesivo y sádico, tan fuera de sí que con sus locuras psicóticas consigue que me ría mucho y que NO ME CREA NADA. 

Fuck, fuck, fuck. Me lo estaba pasando tan bien y ahora esto.

Y la serie, a partir de este punto, se desmorona.

Porque, vamos a ver, con un perturbado como este pisándote los talones, por mucho que el dios nórdico la tenga de oro te vas a las piedras y te lanzas de cabeza a tu mundo.

Sin embargo, la Barbie, que además de vejada por Randall ha sido abofeteada por el dios nórdico debido a una escapada loca —esta serie muy feminista no es, no hace falta que os lo diga—, prefiere quedarse para seguir disfrutando del maratón carnal y ser la señora de. Y todo ello a pesar de tener un zumbado detrás con ganas de seguir haciendo obras de arte con los deltoides del marido y un collar con tus orejas.

Por ahí no paso, Diana Gabaldón.

Así que desde mitad de temporada hasta el final me aburro soberanamente y le doy muchas veces al FF. Los tipos de los clanes, el ser de patas extrañas y otra gente hacen cosas tediosas de relleno. La historia principal ha desaparecido, así como el interés que residía en ver cuándo se lo montaban, por no hablar de lo evidente de un guion donde (vaya casualidad) el marido de Claire es historiador y descendiente del enemigo, ideal para que ella posea los conocimientos históricos necesarios con los que sortear situaciones complicadas.

Al no tener tantos mocos me tienta mandar la serie a la papelera de reciclaje. Sin embargo, quiero ver cómo acaba la cosa así que sigo hasta el final. Sé que el psicópata Mario Vaquerizo hará de las suyas, aunque no me imaginaba que la Gabaldón tomase tantas hierbecitas de la risa.

Ya se había visto que a Randallito se le quedaba morcillona con las nenas, y que mucha paja mental con la obra de arte de los deltoides de Jamie pero que lo que de verdad quería era montar al dios nórdico.

Pues nada. C’mon. Que esto es Starz y debe haber un poco para todos los gustos.

Empieza la risa loca.

Porque la escena final de Jamie y Black Jack es un no parar de reír: desde el aplastamiento de la mano y la marca del toro bravo hasta los ungüentos de lavanda con sorpresa. Por no hablar de tropel de vacas entrando al rescate y aplastando a Jack bajo la puerta.

Hasta mi marido me dijo: «¿De qué te descojonas, loca?». Y se lo conté. Y él también se partió de risa.

Así que he decidido que cuando empiece la segunda temporada de Outlander el 9 de abril la veré pero cambiando el chip, sin sufrir con las desventuras de Claire y la bestia pelirroja de espalda azotada. Porque Outlander no es un drama, sino una mamarrachada muy loca con personajes hiperbólicos y nada creíbles.

A ver cuánto duro.

Nota en Mis Puntuaciones

Ficha técnica
Título original: Outlander
Creada por: Diana Gabaldón
Cadena: Starz
Año de creación: 2014
Temporadas: 16 (10 episodios). La S02 se estrena el 9 de abril de 2016.

Cecilia García Díaz es autora de ‘Araneida, la fortaleza de los deseos’, una novela de fantasía oscura y terror. Puedes descargarte gratis el inicio y/o escuchar cómo empieza en Radio 3

11 comentarios · Escribe aquí tu comentario

  1. Dice ser Niniogorila

    Mismas sensaciones. La primera mitad, sin emocionarme, enganchaba y era entretenida. Al final me pareció una serie muy básica e incluso soez…Con violencia gratuita por todas partes y un morbo que mí…no me atrapa.

    24 febrero 2016 | 11:50

  2. Dice ser sasadogar

    Supongo que para apreciar la historia debes haberte leido antes los libros, porque como suele pasar, el libro te da una perspectiva de las motivaciones de los personajes. Siendo seguidora de los libros, esta adaptación me parece bastente decente. No soy objetiva porque aodro los personajes y la historia. Todo tiene una razón de ser, y la segunda parte de la serie tiene un desenlace brutal.
    No se puede juzgar el comportameinto de los personajes desde nuestra perspectiva; es otro siglo y otra vida, y Claire también sufre ese contraste
    Por cierto me quedo con ganas de que hables de Tobias Menzie, que he descubierto en esta serie. A mi su interretación de Jack Black randall si me parece acertada, conforme el personaje literario.
    Es mi opinión y como digo, no puedo ser onjetiva porque la historia me encanta. os invito a que leais los libros, son muy enriquecedores y dan matices a los personajes que en la serie están poco desarrollados.
    Un saludet

    24 febrero 2016 | 13:11

  3. Hola Sasadogar, supongo que tienes razón en cuanto a los matices y motivaciones de los personajes en los libros. Como casi siempre sucede, en las adaptaciones literarias se pierde parte de esa riqueza. Yo solo puedo juzgar la serie ya que los libros no los he leído, y lo cierto es que le veo las costuras al guion por todas partes y no me puedo creer las decisiones del personaje de Claire (¿no estaba tan enamorada de su marido?). No he querido hacer alusión al tema del machismo justo por lo que comentas: es otra época con otras costumbres, pero sí que es bastante ridículo que una mujer como Claire abandone a su marido por un chiquillo inexperto y algo bruto, con el que no tiene nada en común (por cierto, que tampoco me creo que la dejara satisfecha cuando se acuestan la primera vez).
    Sobre Tobias Menzie puedo decir que es un buen actor. Lo hemos visto en varias series (Roma, Juego de Tronos) y es solvente. No tengo nada que objetar de su interpretación. De hecho, le da mil vueltas al soso de Sam Heughan y a Caitriona Balfe. Lo malo es que el personaje es completamente loco y no tiene matices. Es tan, tan malo que es bastante inverosímil.
    Muchas gracias por dejarme tus impresiones. Me gusta mucho debatir sin acritud aunque no estemos de acuerdo sobre la serie. Un saludet para ti también 🙂

    24 febrero 2016 | 14:01

  4. Pero es que la violencia gratuita y soez, como tú dices, es tan loca que se vuelve de serie B y te da la risa tonta. Hay una frontera muy difusa. También pasaba en Game of Thrones y le pusieron remedio. Aquí cuando se acaba la tensión sexual tenían que inventarse un nuevo recurso para enganchar al espectador. ¿Y qué hicieron? Un personaje salido de madre como Black Jack. El final es un desmadre, un locurón. Parece que lo haya hecho el hermano tarado de Tarantino con la ayuda de Ryan Murphy 😀 Abrazos!

    24 febrero 2016 | 14:07

  5. Dice ser Un seriéfilo

    Vaya, hacía tiempo que no veía un hate watching bastante gratuito y algo prejuiciosa, sorbe todo en el inicio. Supongo que es imprescindible verse series de gran trasncendencia y dejar de ver series entretenidas por el bien de la Humanidad.

    24 febrero 2016 | 14:48

  6. No ha sido hate watching, sino la gripe. A lo mejor en otras condiciones no me la hubiera tragado. Pero si lees bien te darás cuenta de que digo que la primera parte la disfruté. Por cierto, que veo series y películas de todo tipo. Saludos, Un seriéfilo

    24 febrero 2016 | 17:18

  7. Dice ser Antonio Vuarnet

    Ay Cecilia! Que hacemos? No puedo mas que aplaudir tu primera parte, la manera en la que te enfrentas a la serie, a ese esbozo de culebron, de folletin romantico con la «Forastera» en tierra extraña debatiendose entre si volver a su tiempo y con su formal marido, o dejarse llevar por esa pasion casi juvenil que la embarga nada mas ver el kilt del joven jamie Fraser…La historia comienza con todos y cada uno de los topicazos del genero, y yo estaba como tu, muy frio o esceptico. Pero reconozco que este «culebron» fue una parte importante de mi enganchamiento y de su exito para mucha gente.
    Tambien me engancharon sus toques «fantasticos» (veo todo lo que tenga que ver con viajes en el tiempo), y de como elementos tan dispares como los fantasticos y el romance mas simple, adornado con una epoca historica algo interesante (recordemos la legion de fans que tiene Connor McLeod, del Clan McLeod, Highlander por excelencia) hacen una mezcla de lo mas sugerente y atractiva.
    Yo ya venia avisado de que al ser de Starz, tras Spartacus, iba a tener algo de sexo y violencia marca de la casa, pero me ha parecido para nada gratuita y muy bien puesto todo. Por una parte, la sexualidad de Claire, ya presente en el «presente», nos indica que no es una mujer sumisa al uso, y que su carrera como enfermera le ha forjado un caracter fuerte y luchador. Esto, por supuesto, es lo que le permite sobrevivir en otra epoca, su inteligencia y su discrecion, y que no la quemen por bruja en el primer capitulo. Se queda para aprender mas del mundo en que vive, para poder volver al suyo. Pero ay, no contaba con enamorarse del joven Fraser! El acercamiento entre los dos me parece bastante natural y bien contado, y las dudas que tiene entre volver con su vida «normal» o quedarse a seguir viviendo esa «aventura» se transmiten bastante bien. Supongo que ella misma, tan cerebral, no puede evitar dejarse llevar por sus pasiones, algo que todos los personajes de la serie tambien sufren.
    Respecto al giro final y su histrionico y caricaturesco villano…Como que hace que no te creas nada a partir de ahi? Pero si ya nada era creible desde el principio, y ese era el encanto! Una fantasia de la escritora plasmada primero en paginas y filmada despues! Pero si entramos en el juego, bueno, pues nos dejamos llevar por esa montaña rusa de pasiones, intrigas, venganzas, envidias y deseos que afectan a unos y otros por igual.
    Yo la he disfrutado mucho, aunque es cierto que el fonal de temporada me dejo algo frio, al aceptar Claire su papel de «buena esposa» y alejarse de Escocia, escenario que considero imprescindible y parte del encanto de esa primera temporada. A ver por donde salen ahora. Pero creo que estamos de acuerdo en lo mismo, y es que el personaje de Black jack Randall va a ser dificil de superar…

    24 febrero 2016 | 17:31

  8. Ay, querido Antonio, qué gran comentario! Estaba deseando tener un hueco tranquilo para contestarte. En primer lugar, me encanta tu frase «Como que hace que no te creas nada a partir de ahi? Pero si ya nada era creible desde el principio, y ese era el encanto!». Jajajaja. Tienes toda la razón, pero ya sabes que dejé a un lado la suspensión de incredulidad para ver el jueguecito de «te cambio las vendas, cachondo». Yo, hasta ese punto, encantadísima (qué le vamos a hacer si el culebrón de vez en cuando nos pone). En realidad, ahora que lo pienso bien, a lo mejor mi risa tonta con las fechorías libidinosas de angelito Jack era una forma de no taparme los ojos… Se les va muchísimo la pinza y es todo bastante gratuito, aunque a lo mejor eso es parte de la diversión. ¡Quizás! En lo que sí coincidimos es que Claire haciendo de mujer de su casa era un rollo monumental y solo pensaba en si el cuñado le iba a tirar los tejos, jajaja. Por cierto, que no me has dicho nada del momento VACAS APLASTADORAS, que es un auténtico WTF.
    Ahora veremos en la S02 por dónde van los tiros, aunque mucho me temo que lo que más van a explotar son las camisas blanco-transparentes abiertas y los trajes de Claire. Las nenas (y algunos nenes) también van a disfrutar viendo al dios nórdico ojiazul más arreglado, aunque tienes razón que van a perder un poco el toque Highland-sucio y los paisajes (que es de lo mejor de la serie). Un abrazo enorme y gracias por tu comentario y por echarnos unas risas. ¡Faltan las cerves! A ver si montamos un Vino-series o lo que se tercie!!!!

    26 febrero 2016 | 14:48

  9. Dice ser Lía

    Me pasó lo mismo… Me quedé en el juicio de las brujas, y ahí sigo, estancada. A ver si la retomo, pero vamos, es decente para lo que podía haber sido, pero nada del otro mundo. Empecé el primer libro y es muy buena adaptación, eso sí. No seguí porque no me contaba nada nuevo…

    01 marzo 2016 | 14:30

  10. Hola Lía,
    en realidad te quedaste en la parte que se hace más cuesta arriba: la central. Meten una serie de historias sin el menos interés (como el juicio) y te da la sensación de que la historia principal se ha perdido. Según lo que me dices el problema ya viene de los libros. En fin, a veces hay que recortar o cambiar cosas para que las adaptaciones televisivas funcionen. Un saludo y gracias por comentar 🙂

    02 marzo 2016 | 11:06

  11. Dice ser Juan Lanas

    Hola Cecilia. He sentido un enorme alivio al leer tu blog. Me he unido al visionado de la serie con retraso. Ha sido cosa del miedo cerval al asunto tras haber leído en su día tres páginas, tres, de “Forastera”. El ladrillín del que salió todo este despropósito. De hecho, tres años, también, desde su estreno, pero piqué y, sí, lo reconozco, Catriona-Claire me enganchó bastante por razones que el pudor impide explicar aquí (ejem).
    Vale, así que seguí y seguí viendo todos los episodios hasta llegar al último que tanta hilaridad suscitó en ti y tu marido. A mi mujer, que estaba de invitada de piedra en el sofá en esos momentos, como tu marido más o menos, no le hizo gracia alguna. Le horrorizó. A mí… ni te cuento. Reír después de llorar, náuseas y un cabreo monumental con la Gabaldón a la que ya tenía un ligero paquete desde que alguien me dijo que la tía vendía libros a mansalva contando no sé qué historias de la Historia que recordaban al idolatrado Robert Louis Stevenson (muy de lejos, del admirado Stevenson, desde luego, pero mucho).
    Lo de la “estampía” de vacas highlanders sobre el pirado de Randall. Vale, risa sí, pero es que después de ver el episodio entero te quedas como si te hubieran invitado a una tapa de tortilla de cenizas de bolsa de basura.
    Vaya despropósito. Del principio al fin. Tú que escribes, sabes bien que los personajes tienen, desde su nacimiento de manos del autor o la autora, una lógica. Vale, pues aquí la Gabaldón y cia se han pasado el tema por ahí mismo, por el arco del triunfo.
    1. James es un buen muchacho y como ha dado su palabra al pirado de Randall se queda allí tan tranquilo con una mano clavada a la mesa, esperando a que el otro venga y le diga que sí, que ha soltado a su Claire del alma (y como Jamie es gilipollas va y se lo cree, pues Randall, en episodios anteriores, ha demostrado ser todo un caballero, ¿verdad que sí? ¿Cómo vas a poner en duda lo que te diga el tío que te ha dejado la espalda en carne viva y encima te ha dicho que, bueno, si te muestras comprensivo y le dejas que te azote otra parte de tu ser con otro látigo que él tiene por ahí en la profundidad de sus calzones… las cosas pueden mejorar? (dónde va a parar, oiga. Cómo para no fiarse, ¿verdad?).
    2. Por si ya era difícil creerse esto, el semidios, que ha demostrado en diversos episodios anteriores que es capaz de dejarte patas arriba con media bofetada (más aún al alfeñique de Randall, al que le saca dos cabezas mínimo), o de arrancar un clavo de cuajo con una sola mano, se queda allí esperando a que el otro vuelva y le cuente lo que le dé la gana respecto a si su querida Claire está a salvo o está con el cuello roto escaleras abajo o entregada a la guardia. Nada, el pobre James está más apagado que una vela en un túnel, desganado. El mariquita jarl se le pone a tiro varias veces y en vez de estafallarle la sesera con una mano, como hizo en Fort William, le deja que le dé besitos. Otra: cuando se le pone de rodillas delante y empieza inspeccionar dentro del kilt, naaaadaaa. El bueno de James no le revienta la cara de un rodillazo.
    3. Operación rescate. Murtagh, que ya ha demostrado ser un chiquillo algo nervioso y que carga siempre más artillería que una división panzer, deja que él y los otros colegas pasen toda la noche mano sobre mano esperando -¿qué?, ¿el parte meteorológico de la BBC? ¿Qué el psicópata les devuelva a trozos al semidios?- sin dirigir las vacas al portón abierto por Claire, que, por cierto, también se queda ahí callada toda la noche, sin imponer su mandato y autoridad de señora del clan Frazer y, oye, otra cosa curiosa: cuando baja al siniestro calabozo va sin su skened dhu, el cuchillo negro que Murtagh y compañía le han enseñado a usar tan bien y ni un par de pistolas que, seguramente, no iban a venirle nada mal. Pero nada… como están de gira campestre por lo que se ve, va con las manos vacías. Así se las ponían a Fernando VII…
    Igual la buena mujer, en el fondo, lo que quería es que al adorado semidios lo pusieran a caldo. Desde luego, visto lo visto, a la señora Gabaldón parece que algún cable pelado le anda por ahí por la cabeza. Que está muy bien (para su salud sexual, dicen los expertos) esto de que la buena señora tenga sus fantasías sexuales morbosas y enfermizas, pero, oiga, aparte dce que perfectamente nos las puede ahorrar a los demás, un poco de seriedad, coherencia y verosimilitud a la hora de escribir. La escenita no hay quien se la trague, el semidios que reparte candela a velocidad Bruce Lee en otros episodios y con una mano a la espalda, de buenas a primeras se convierte en teddy peluchin en el juguetitro favorito de Jack Randall la loquita sádica. Eso por no hablar ya de que esas aficiones en la Inglaterra de la época se premiaban con la horca. Fuera cual fuera la condición del aficionado. No hace falta ser un experto en Historia georgiana. Basta con haber leído una novela histórica del inefable Bernard Cornwell, “El ladrón de la horca”. ¿Qué pasa? ¿Qué “Daiana Gabaldoun” cree que la gente sólo lee sus novelas y que no hay lectores-as con suficiente iniciativa y curiosidad para leer esa otra? La pregunta razonable, sabiendo el eficaz tratamiento aplicado a gente con las aficiones de Jackie el pirado, es y este tipo que va dejando semejante reguero… ¿cómo es que ha sobrevivido casi hasta los cuarenta sin que alguien le haya roto el pescuezo con una cuerda o mismamente de un viaje directo a la mandíbula en justa respuesta a sus atenciones no deseadas?
    Venga ya…
    Había que decirlo y dicho queda. Un placer leer tu blog sobre el tema. Un placer y un alivio ; )

    P. S. seguiré viendo las siguientes entregas de la serie, pero sólo ya por desafío sarcástico-intelectual. Bueeeeno, sí. Y por Catriona ; )

    16 diciembre 2019 | 19:27

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