‘Line of Duty’, prepárate para el infarto

A veces no somos conscientes de la inmensa suerte que tenemos de tener a nuestra disposición tantas series formidables. Ayer, cuando reflexionaba sobre cómo empezar el post, me di cuenta de la estupenda racha que llevaba. Primero el maratón ‘The Americans’, que disfruté de lo lindo; luego ‘Line of Duty’, una de las series policíacas más inteligentes y trepidantes que he visto nunca sobre una unidad anticorrupción policial en Birmingham (una especie de cruce entre ‘The Shield’ y ‘Homeland’), y esta semana la segunda y fantástica temporada de Gomorra, de la que hoy veré la finale y que, por supuesto, reseñaré pronto en el blog.

‘Line of Duty’ (BBC Two) era una de esas series de las que había oído hablar bien pero que, por alguna extraña razón, nunca me decidía a ver. Sin embargo, los cantos de sirena de algunos buenos seriéfilos de Twitter y un disco duro bastante vacío, me decidieron por fin. No me esperaba para nada lo que iba a presenciar, porque Line of Duty es apasionante y Jed Mercurio, su creador, un guionista que ha pasado a formar parte de mi podio personal de showrunners, capaz no solo de escribir una historia que va creciendo temporada tras temporada, sino un maestro en el empleo de los recursos televisivos necesarios para ponernos al borde de un ataque de nervios.

Porque esto es lo que consigue Line of Duty: tenernos al borde del asiento con las manos crispadas gritándole a la pantalla y el desfibrilador al lado. (Spoilers FREE)

Mercurio es un experto en el arte del suspense, en la ambigüedad (el plato fuerte de la serie, como explicaré más adelante) y del cliffhanger hart attack de final de episodio. Dosifica la información y engaña al espectador presentándole hechos contradictorios, y crea una historia de impresionantes ramificaciones con una peculiaridad: nunca sabes dónde va a saltar la liebre. En Line of Duty ha cogido el formato de temporada antológica y lo ha llevado un paso más allá. Las historias de cada temporada son independientes pero, al mismo tiempo, poseen una línea de continuidad que construye una historia enormemente compleja y emocionante, y que describe con sincera efectividad lo jodido (y necesario) que es para un policía perseguir a sus propios compañeros si estos quebrantan la ley.

¿Policías intachables?

Así, para conformar la unidad anticorrupción se necesita gente con un par de huevos y/o ovarios capaz de enfrentarse al corporativismo. El sargento detective Steve Arnott (Martin Compston), que ha cometido un error en una operación policial antiterrorista y no quiere mentir en el juicio para encubrir a sus superiores, es transferido a la unidad AC-12, a las órdenes del superintendente en jefe Ted Hastings (magnífico Adrian Dunbar). Junto con la detective Kate Fleming (Vicky McClure), una policía de raza que no se conforma con el trabajo administrativo y quiere pasar a la acción, componen el equipo que tendrá que enfrentarse con un caso muy peliagudo: investigar al exitoso inspector en jefe Tony Gates, que acaba de ser nombrado Oficial del Año y tiene en su haber las mejores cifras de resolución de crímenes de la Policía.

Unos detectives de poca monta (y con sus propias miserias, claro, para fortalecer los conflictos internos) tratando de poner en evidencia a un súper policía que, encima, es negro.

Chungo, ¿no?

Este es el hilo de la primera temporada, del que se derivarán algunas apasionantes tramas que, temporada a temporada, erigirán este increíble castillo de naipes del que mejor es no saber nada para disfrutar del infarto mucho más.

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Interrogatorios adrenalínicos

Lo más interesante de Line of Duty, como adelantaba antes, es la ambigüedad, que Mercurio maneja como un prestidigitador. No hay malos o buenos, y las sospechas no son siempre lo que parecen. La información se va desgranando a pequeñas dosis y el espectador vacila en su posicionamiento. ¿Es realmente el investigado un poli corrupto o lo están poniendo contra las cuerdas sin motivo? Esto da lugar a un incremento de la tensión, que llega a su punto álgido en los interrogatorios, donde se pone toda la carne en el asador con unos diálogos tremendamente tirantes e incómodos que constituyen las escenas más logradas de la serie, en las que se exponen las pruebas y se intenta acorralar al policía investigado entre sudores y temblores de manos.

A un magnífico guion hay que sumarle un reparto actoral de primera categoría como, por otra parte, nos suele tener acostumbrados la BBC. Aunque desde mi punto de vista la elección de Martin Compston como Steve Arnott no es la más acertada (siempre pone la misma cara de palo seco), el resto del reparto tiene un enorme carisma. Destaca Craig Parkinson como el detective Matthew «Dot» Cottan, y la formidable Keeley Hawes, que logra que el personaje de Lindsay Denton (ojo, que es uno de los mejores personajes femeninos que ha dado la tele) nos aterrorice y conmueva con la brillantez de su actuación.

La serie, gracias a su éxito de crítica y público —que le ha permitido dar el salto de la BBC Two a la BBC—, ha sido renovada para dos nuevas temporadas. La cuarta se estrenará en 2017.

Nota en Mis Puntuaciones

Ficha técnica
Título original: Line of Duty
Creada por: Jed Mercurio
Cadena: BBC Two
Año de creación: 2013
Temporadas: 3 (seis episodios por temporada). Renovada por dos temporadas más.

«Cientos de afiladas torres, tan delgadas como agujas, se perdían en la inmensidad del espacio cuajado de estrellas. Araneida resplandecía con el fulgor de la plata vieja. En la colina, la hierba se mecía al son de una pretérita canción.»
«En la oscuridad salvaje los pájaros muertos se levantaron del suelo y comenzaron a volar.»
«¿Quieres ver lo que hay al otro lado? ¿Quieres volar?»

ARANEIDA

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