ATENCIÓN, SPOILERS. Aunque ya comentamos que el primer tramo argumental de la serie, es decir, la historia de quién mató a Laura Palmer, es el más sólido, la segunda parte, donde Windom Earl juega una partida de ajedrez muy especial, sirve para profundizar en el misterio que se esconde tras la Logia Negra. También en esta parte (a partir de la mitad de la segunda temporada), las escenas humorísticas se incrementan: la historia de Nadine en el instituto, la rivalidad por el amor de Lucy entre el policía Andy y el ¿siempre elegante? Richard Tremayne, la aparición de Denise Bryson (un David Duchovny travestido), sirven para dotar de un nuevo tono a la serie que, desde mi punto de vista, le hizo perder esa fuerza oscura que tanto nos había enganchado. Sin embargo, y aunque no estuvo resuelta de una manera del todo satisfactoria, los amantes de la serie agradecimos ahondar en el misterio de ese Mal que sobrevolaba el pueblo y que, de alguna manera, había orientado las acciones de los personajes en una dirección escabrosa.
La oscuridad cerniéndose
Porque la revelación del secreto de Laura (sus incursiones sexuales, su afición a las drogas, sus seducciones por divertimento) no es la única trama donde la moral de los personajes es reprobable. La aparición de su cuerpo en la bolsa de plástico desencadena historias que, analizadas sin tener en cuenta el tono paródico de algunas escenas, son estremecedoras. Con el cadáver de Laura todavía caliente, Donna y James inician un idilio que tiene un toque de traición. El misterio y la muerte avivan sus ansias sexuales y, secretamente —sobre todo Donna—, se alegran (hasta cierto punto) de la desaparición de su amiga, que les deja el campo libre.
Donna lo confiesa a su madre: «Debería estar triste, pero al mismo tiempo ¡soy tan feliz!». Estos sentimientos dobles, tan humanos, comprensibles (y terribles al mismo tiempo), dotan a la narración de una complejidad que la hace veraz y atrayente. Y no sólo eso. Tras la llegada de Maddy (ese doble tan hitchcockiano que regresa de la tumba) los «funny games» de la pandilla se vuelven peligrosos. El envío de la cinta de vídeo al doctor Jacobi, como si Laura estuviera viva, aprovechándose de los sentimientos del psiquiatra hacia ella. O, mucho más terrible, la seducción de Donna a Harold Smith, el horticultista agorafóbico, para conseguir el diario de Laura, que acaba con el horrible suicidio del muchacho al sentirse traicionado por ella.
Vínculos y diferencias con ‘True Detective’ (Spoilers de True Detective)
‘True Detective’, al igual que ‘Twin Peaks’, intenta crear un universo y una atmósfera sobrenatural donde el mal proviene de una oscura dimensión y la posesión es el vehículo para perpetrar perversos planes. Sin embargo, hay que establecer una diferenciación vital que posiciona a ‘Twin Peaks’ varios peldaños por encima en fuerza dramática y negrura argumental. En ‘True detective’ el Mal no actúa directamente sobre los protagonistas, sino que permanece en un segundo plano casi hasta la recta final. De esta manera, los símbolos visuales que aparecen y que se asocian a esa dimensión diabólica, como las espirales, no provocan la tensión dramática que sí ocasionan en ‘Twin peaks’, donde el héroe y otros personajes principales las sufren en carne propia durante todo el relato.
Otra diferencia es la figura del héroe. Las nuevas narrativas han permitido crear antihéroes más complejos y llenos de sombras que los protagonistas prototípicos. Rust es un pesimista, un hombre descreído e infeliz, aunque dotado de una ética férrea que le lleva a perseguir hasta el final los crímenes que investiga, aun a riesgo de perder su alma. El agente Cooper es un paladín, un guerrero místico, valiente, caballeroso, un héroe por antonomasia. Sin embargo, el viaje (interior y exterior) que inicia hacia el descubrimiento de la Logia Negra es similar a la búsqueda de Carcosa por Rust, y lo que está en juego es lo mismo: su alma.
Cerrando el círculo
Sin embargo, y pese a los años transcurridos, ‘Twin Peaks’ fue capaz de dotar a la historia de un final poco convencional, profundamente anticomercial, que dejó descolocados a los espectadores. Algo que no consiguió, desde mi punto de vista, ‘True Detective’. El último episodio de ‘Twin Peaks’, del que se ocupó el propio Lynch, es fascinante y aterrador. La entrada a la Logia Negra, donde los doce sicomoros se transforman en cortinas rojas, es un hallazgo visual, original e impactante, que transmite un misterio inquietante, y el episodio una recapitulación excelente de las pistas y misterios planteados.
En comparación, Carcosa queda como una mera guarida de la araña, mucho menos sugerente a nivel visual. La Logia negra, con su laberinto de cortinas, las apariciones de los muertos, el psicodélico zigzag del suelo, la canción del sicomoro, las luces estroboscópicas, los chillidos de Laura poseída y Maddy diciendo: «Cuidado con mi prima», constituyen un delirio infernal que, todavía hoy, sigue siendo capaz de ponernos el vello de punta. ‘Twin Peaks’ forjó, durante toda su emisión, un universo que ha suscitado una multitud de libros y teorías con símbolos cabalísticos, alusiones al bosque de Glastonbury (donde está situada la entrada a la Logia negra, y que se relaciona con las leyendas artúricas sobre la ubicación del Santo Grial) y petroglifos, atadas y explicadas de manera perfecta en el episodio final.
Incluso se resolvió la enigmática frase «Fuego camina conmigo», que hace alusión a la posesión del alma. «Si me entregas tu alma dejaré que Annie viva», dice Windom Earl a Cooper. Pero Earl es otra víctima de la Logia negra, que logra un nuevo recluta para sus fines perversos. También se incluye en el episodio final el desdoblamiento de personalidad: esta vez de Cooper, que debe correr en pos de su doppelgänger, al que persigue hasta la salida de la Logia. El plano final contra el espejo —donde aparece la imagen de Bob como reverso tenebroso—, subvierte la idea de «happy end» en un apoteósico «cliffhanger» que, debido a las bajas audiencias, no llegó a resolverse en una tercera temporada. En ‘True Detective’ no sólo se emplea un final edulcorado, que remata defectuosamente en buen desarrollo anterior, sino que hay falta de originalidad en el tramo final y en la resolución.
Para tener más información sobre esta serie que marcó época, os recomiendo esta interesante charla de Jordi Balló dentro del curso ‘La tercera edad dorada de la televisión’.
La herencia: The X Files
La figura del agente del FBI como un paladín con pasado oscuro y un poso de tristeza —aunque sin tanto encanto—, volvió a repetirse con el siguiente bombazo de la época: Expediente X (The X Files). Tanto Fox Mulder como Dale Cooper comparten cercanía en creer que la verdad es mucho más amplia y está «allí fuera», así como unos métodos de investigación acientíficos (místicos, en ocasiones) que los conducen por senderos sobrenaturales y, en muchas ocasiones, inexplicables. De hecho, ‘The X Files’ no sólo toma esta idea de ‘Twin Peaks’, sino que su ambiente de neblina y misterio, con bosques densos donde ocurren hechos siniestros, se basa en la atmósfera de la serie de Lynch y Frost, estrenada un par de años antes.
En la escena de la entrada a la Logia negra, el agente Truman y Cooper recorren la negrura del bosque con sus linternas, perforando la oscuridad con haces de luz. Posteriormente, en casi cada episodio, veríamos a Mulder y Scully recorriendo siniestras espesuras con sus linternas, en busca de una verdad muchas veces inexplicable. Una imagen mítica que ha servido de inspiración para numerosas series posteriores y que se ha convertido, por sí misma, en un icono.
Por todo ello, ‘Twin Peaks’ es un alto en el camino que todo aficionado a las series de televisión debe hacer. Aunque la segunda parte adolezca de grandes defectos, la primera parte sigue siendo fascinante. Y el misterio de la Logia negra sigue conservando un interés argumental y estético que ningún seriéfilo que se precie debe dejar de ver. ‘Twin Peaks’ es un clásico, y sin ella no puede comprenderse en profundidad lo que vendría después.
Nota en Mis Puntuaciones
Ficha técnica
Título original: Twin Peaks
Creada por: David Lynch, Marc Frost
Cadena: ABC
Año de creación: 1990
Temporadas: 2
Episodios: 30