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Girls, la serie que ha cambiado la forma de ver a las chicas en la tele
Hace seis años se estrenó Girls suscitando un mar de críticas cuyo origen radicaba en la escasa costumbre de encontrarse con personajes reales femeninos en televisión. Las chicas de Girls, pero sobre todo Hannah Horvath, fueron tildadas de inmediato de «niñatas», «pijas», «neuróticas». ¿Lo eran? Sí. Pero como siempre sucede con los personajes femeninos, los términos despectivos fueron más virulentos, llenando redes sociales y artículos de adjetivos que jamás se habrían empleado para calificar a un hombre. Lena Dunham, encarnada en Hannah, casi hubiera tenido que emigrar a Marte antes que volver a ofender al personal enseñando su cuerpo regordete y sus «teticas de cabra», a años luz de las estilizadas figuras de actrices-modelo a las que nos tiene acostumbrada la cultura audiovisual.
This Is Us, el melodrama sigue funcionando
Cuando se estrenó This Is Us las redes sociales comenzaron a llenarse de apelativos como «gran drama», «obra maestra», «maravilla sin parangón» y lo cierto es que a mí el piloto me dejó bastante fría. Reconocí en ella todos los clichés de las series melodramáticas que había visto desde mi infancia como La casa de la pradera o Autopista hacia el cielo, donde se apela a los sentimientos de una manera muy convencional, los personajes son estereotipos con patas y se usan recursos como un ser querido que se pone enfermo y/o está al borde de la muerte o peleas familiares que al final se resuelven de una manera edulcorada gracias a la bondad de sus protagonistas.
Game of Thrones, sublime y laxa en la sexta temporada
Lo primero que me viene a la cabeza cuando pienso en la sexta temporada de ‘Game of Thrones’ es que ha sido capaz de ofrecernos lo mejor y lo peor. Lo mejor porque ha tenido enormes episodios como el angustioso Battle of the Bastards (S06E09) o The Winds of Winter (S06E10), cargados de sucesos y dotados de una emoción inusitada. Pero también lo peor por dos razones fundamentales:
a) Se ha desligado de las novelas perdiendo el toque Martin en los diálogos, que se han vuelto menos sutiles y épicos (¿dónde han ido a parar los parlamentos asombrosos de Varys o las réplicas sibilinas y brillantes de la reina de espinas?).
b) Las tramas han perdido parte de sus sorprendentes giros, conectando quizás con el gran público pero volviéndose más previsibles y, en ciertos casos, acercándose peligrosamente a los deus ex machina que tanto pueden perjudicar la credibilidad de una historia. (Spoilers)
‘The Good Wife’: lo peor no son las elecciones
«—Alicia. ¿Querrías presentarte a Fiscal del Estado? —dijo Eli.
—¿Qué?
—Te he estado observando los últimos cinco años. Serías perfecta. Necesitamos una mujer y la gente te respeta.
—No soy política, Eli.
—Pero tienes instintos políticos. Y tienes una marca: eres Santa Alicia.»
Con esta premisa inusual arrancaba la sexta temporada de ‘The Good Wife’. Aunque muy criticada en redes sociales debido, sobre todo, a que Alicia dejaba su escenario habitual para postularse a Fiscal del Estado, desde mi punto de vista este no ha sido el fallo fundamental de la temporada, ya que era la consecuencia lógica de su desarrollo como personaje. Sin embargo, una ejecución falta de fuerza y la dispersión de las tramas de los personajes secundarios, así como un oponente en las elecciones que no ha estado a la altura y un jefe de campaña insípido como el pescado sin sal, han configurado una temporada irregular y caótica, que se sitúa a años luz de la tensión dramática de la soberbia quinta temporada.