‘Black Mirror’, la aterradora cercanía del futuro

¿Te imaginas al primer ministro obligado a beneficiarse a un cerdo para salvar a una ecoprincesa? ¿Un mundo futurista donde las personas tengan implantado un chip en el que quede registrada toda su vida y les permita revisar, obsesivamente, conversaciones, discusiones, mentiras? ¿Y un escenario opresivo como el de la novela 1984, de Orwell, donde la única forma de escapar sea participar en un Operación Triunfo terrorífico? Pues no hace falta que te lo imagines porque Black Mirror lo hace por ti.

Con un guión demoledor y apasionante, esta miniserie británica de tres episodios, creada por Charlie Brooker en 2011, es una de las más impactantes que he visto recientemente. Cuando el espejo negro se enciende ya no puedes apartar la vista. Quedas hipnotizado frente a la pantalla. Cada una de las historias, muy diferentes entre sí, se sitúa en un futuro incierto. Pero, al mismo tiempo, ese futuro es tan cercano, tan familiar, que intuyes que la ficción podría sucederte a ti. Quizás no ahora, pero sí pronto, muy pronto.

La imagen política, en el barro (ATENCIÓN, SPOILERS)

La primera historia, The National Anthem, nos aproxima a los peligros de un mundo donde la única forma de que los poderosos paguen por sus acciones es someterlos al mayor de los ridículos. Para ello, sólo se puede emplear un método que afecte a su imagen política, que los hunda definitivamente y sin remedio en el fango. En este caso, el primer ministro se enfrenta a un dilema que provoca una gran conmoción y cierto regocijo social: si no se beneficia a un cerdo en directo por televisión, el secuestrador acabará con la vida de una princesa conocida por su espíritu solidario y ecológico, estilo Lady Di.

En cualquiera de los casos, antes de enfrentarse con la resolución del conflicto, el primer ministro ya es un cadáver político. Si accede a las demandas y es capaz de demostrar su cariño al gorrino, la hilaridad social y la vergüenza política acabará con su mandato. Si no accede y la ecoprincesa muere, la lapidación pública se convertirá en su tumba. El plan recuerda, por sus métodos expeditivos y el uso de los medios de comunicación de masas, con las redes sociales a la cabeza, al modus operandi del carismático enmascarado de V de Vendetta, que tan de actualidad está en estos “tiempos interesantes” en los que vivimos.

El idealismo es un producto
En la segunda historia, 15 Million Merits, la aparente estética naïf de programas como Operación Triunfo se convierte en una situación de pesadilla. Encapsulado en una diminuta celda, donde las enormes pantallas de anuncios comerciales te dictan lo que tienes que pensar y sentir, un joven negro pasa los días pedaleando en una bicicleta, comiendo sano y acumulando puntos intercambiables por objetos de consumo. El único referente de éxito en esta sociedad orwelliana y la única escapatoria a esta cárcel es conseguir la fama en el programa para jóvenes talentos.

La historia constituye una desgarradora alegoría de la sociedad de consumo llevada al extremo, donde hasta los ideales son potenciales productos para vender a las masas. En este caso, el amor del protagonista hacia una joven de hermosa voz se convierte en la perdición de ambos, y la buena acción del chico se convierte en un camino al infierno. Es entonces cuando el muchacho inicia su odisea para tratar de rescatar a la dama en apuros, pero su lucha por denunciar el orden de las cosas también se convierte en una mercancía. Un amargo final, porque incluso la verdad y la pasión de los soñadores por lograr un mundo mejor, se institucionalizan para formar parte de un aterrador status quo.

El obsesivo celoso

Revivir la angustia una y otra vez
The Entire History of You es la tercera y última historia y, desde mi punto de vista, la más conseguida. Logra transmitir la angustiosa sensación de lo que ocurriría si cada una de nuestras acciones, cada una de las palabras dichas u oídas, quedaran grabadas y pudieran revisarse. Las pequeñas y grandes mentiras, las miradas, las insinuaciones… Un mundo donde es imposible pasar página y donde nos veríamos abocados a revivir y analizar situaciones que nos subsumen en la angustia.

¿Quién no ha dicho mentiras para lograr un mal menor, para suavizar una situación? ¿Quién no se ha arrepentido de una frase malevolente, de una salida de tono, de una broma a destiempo? ¿Y quién no ha sentido lacerantes agujas en el estómago al recordar ciertas palabras, ciertas miradas, ciertos silencios? Pero el tiempo todo lo puede, y lo que nos duele hoy, se suaviza al transcurrir los días. ¿Sucedería lo mismo si pudiéramos acceder a la información como en una película?  

Esta es la premisa de esta historia, donde un joven loco de celos analiza obsesivamente lo que parece un pequeño flirt de su pareja, para descubrir una realidad ingrata. La moraleja es clara: ¿merece obtener la verdad a toda costa si este hecho te conduce a perder a la persona amada? Cada uno que reflexione sobre sus prioridades.

Personalmente, esta narración me ha traído a la memoria la genial película de Fassbinder  Todos nos llamamos Ali, que se resume en una sola frase: piensa de mí lo que quieras mientras me saludes con cortesía en la escalera. A veces la verdad puede ser más perjudicial que una cierta hipocresía, que determinadas mentiras, sobre todo como base de la convivencia social y entre sujetos con los que no nos queda más remedio que relacionarnos día a día. E incluso, en algunas ocasiones, con las personas a las que amamos.

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Ficha técnica
Título original: Black Mirror
Cadena: Channel 4
Año de creación: 2011
Creada por: Charlie Brooker
Miniserie
Episodios: 3
Web oficial 

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