Decir que Hit & Miss tiene una fotografía deslumbrante es quedarse corto. Si a esto se le suma un guión personal y muy de cine independiente, una BSO que fluye junto a las imágenes aportando emoción y sentido, y un reparto extraordinario, logramos lo que raras veces ocurre: una serie sencillamente fantástica. Puedo aseguraros sin lugar a dudas que Hit & Miss es una de las mejores miniseries british que he visto hasta la fecha. Me ha dejado completamente anonadada.
De nuevo, como ya vimos en Exile o Shameless, el genio creador de Paul Abbott nos sumerge en una historia de vidas marginales y brumosas, donde las emociones, la búsqueda del yo, la soledad, el amor y la familia transitan por carreteras solitarias y húmedas, bajo los encapotados cielos ingleses. En esta ocasión, Cloë Sevigny (Big Love) encarna a Mia, un transexual e implacable asesino a sueldo que tiene dos armas peligrosas: una para los que persigue por dinero y otra, para ella misma, ubicada entre las piernas.
Porque para Mia, el pene que oculta entre los muslos, bajo las braguitas de encaje y los bodys sexy, es un artefacto mortífero para su propia identidad, que representa la frustración de su existencia y le recuerda el fantasma de un pasado que le atormenta y persigue. Mia, enfrentada al reflejo de los espejos −que sirve para mostrarnos su psique atormentada−, es un personaje perdido que se desvanece en la soledad de su enorme loft vacío, atrapado en la cárcel de su cuerpo.
La aceptación del yo
Aunque el tema de la transexualidad sea importante a la hora de hablar de Hit & Miss, la verdadera cuestión subyacente es la familia y la aceptación de uno mismo. Mia, una asesina que vive al filo de la destrucción, de la noche a la mañana tendrá que asumir una gran responsabilidad familiar. No sólo deberá hacerse cargo de su hijo, fruto de una relación anterior, sino de todos los demás hermanastros, que viven juntos en una destartalada casa de campo, en las afueras de un pueblo en medio de la campiña.
Las relaciones que se van construyendo entre los personajes, que parten de la desconfianza, se van afianzando poco a poco gracias a los problemas compartidos, al cariño verdadero que surge entre ellos, con escenas maravillosas como las que vimos en Exile, donde la vida se impone a la muerte y a la desesperación, y la alegría asoma sus alas entre la tristeza. En Hit & Miss estos momentos se despliegan plásticamente con los colores vivos de la ropa, las risas de los niños, los bailes y la música, que ponen una nota de esperanza y alegría entre la desolación y nos invitan a bailar con ellos.
La mirada hipnótica de Mia
Hit & Miss está llena de imágenes alucinantes. De escenas inquietantes que se quedan en la retina. Pero en cada una de esas secuencias y planos me ha cautivado contemplar la mirada lánguida y la extraña belleza de Mia. Mia conduciendo. Mia con la capucha negra de asesina. Mia dulce y enamorada. Mia sensual y seductora. Mia tan tímida en ocasiones. Mia tan frágil y atormentada. Tantos registros y, siempre, esos ojos azules tan enigmáticos y tristes.
Sevigny tiene un toque inquietante que la hace perturbadora e hipnótica. Y cuando la contemplamos no podemos evitar pensar que es una bella y extraña mujer. ¿Un hombre? Sí, también un bello y extraño hombre. A diferencia de la fría y austera Nicolette de Big Love, Mia es pura sensualidad. Pero sus vestidos de noche, sus camisas estilosas, sus pantaloncitos cortos tan fuera de lugar entre la gente del pueblo, otorgan a este personaje un aura de glamour, pero también de la fragilidad del que no se deja ver tal como es.
Con esa melena castaña, con esas curvas, Mia es una mujer de bandera. Sin embargo, en ella también vemos al hombre, a ese Ryan oculto bajo los vestidos y las hormonas del que huye desesperadamente. Y cuando Mia se pone la peluca rubia y coge el rifle, se convierte en una de esas mujeres tarantinianas que me encantan, como su homónima en Pulp Fiction.
La inevitable incertidumbre (Atención, SPOILERS)
La dualidad de Hit & Miss es uno de los grandes aciertos de la historia: la ambigüedad en el comportamiento de Mia, a veces agresiva como un hombre y en ocasiones sensible y maternal como una mujer; la ciudad donde vive su solitaria existencia versus el campo, donde encuentra a la familia y el amor; el crimen en contraposición con la búsqueda de la paz espiritual.
Y, por supuesto, en la conclusión. Porque, aunque gracias al amor y a la aceptación de las responsabilidades los personajes se encuentran a sí mismos e inician una nueva existencia, ésta continúa marcada por la incertidumbre que a todos nos acecha, como demuestra ese final tan abierto, con ese juego de pistolas a dos bandas.
Algunas incoherencias
El único defecto que puedo atribuirle a esta serie portentosa es, quizás, un desenlace demasiado acelerado, así como algunas subtramas que carecen de coherencia. Quizás si la serie hubiera tenido una segunda temporada podríamos habernos adentrado en la relación entre el jefe de Mia, Eddie, y Levi e, incluso, bucear en los orígenes del encuentro de la propia Mia con Eddie. También el hermano demente de la examante de Mia parece un pretexto para tener a alguien a quien cargar las culpas de la muerte de John.
Y no voy a negar que me hubiera encantado ver alguna escena más de la fantasmagórica relación entre la hija pequeña (Leonie), la madre difunta y esa radio que les sirve de conexión. Tampoco me parece demasiado inspirada la aparición repentina de la familia de Mia, que cierra este capítulo de una forma un tanto forzada. Aún así, Hit & Miss es una obra sólida y fundamental en el actual panorama televisivo, y una serie que sin duda os hará desear ver más historias acuñadas por Paul Abbott.
PS No puedo evitar dar las efusivas gracias al director de fotografía, David Luther, por el trabajo realmente excepcional que ha hecho en esta serie, así como a Dickon Hinchliffe (Winter’s bone, Secretos de familia) por la soberbia BSO.
Nota en Mis puntuaciones
Ficha técnica
Título original: Hit & Miss
Cadena: Sky Atlantic
Año de creación: 2012
Creada por: Paul Abbott
Miniserie (6 episodios)
Web oficial