ATENCIÓN, SPOILERS. Hasta la séptima temporada siempre he sentido cierta empatía por Dexter. Aun siendo un personaje completamente enajenado, un psicópata, podía entender su código operativo, tan sui generis, de dar finiquito a los villanos que escapan de la justicia. Pero nunca he dejado de pensar que habría un momento en que Dexter traspasaría ese umbral de límites difusos, y que esa facilidad para empuñar el cuchillo, junto con su egoísmo por mantener una vida ‘normal, le arrastrarían a la perdición.
Pues ese día ya ha llegado, porque en esta séptima temporada ─una de las más impactantes y entretenidas hasta la fecha─, hemos asistido a su caída al infierno. Dexter ha antepuesto su salvaguardia y bienestar personal a todo lo demás. Lo quiere todo: no sólo seguir con sus juegos macabros para calmar a su oscuro pasajero, sino también una vida donde haya cabida para el amor, la familia, el trabajo. Pero este egoísmo, que ya se había iniciado en anteriores temporadas, ha alcanzado su punto álgido al ser descubierto. Al sentirse acorralado, Dexter ha revelado su verdadera identidad y se ha convertido en un monstruo, al mismo nivel que Héctor Estrada, el asesino de su madre. Y lo peor de todo: ha arrastrado con él la integridad de su hermana que, en apariencia, se ha convertido en una asesina (¿habrá muerto realmente LaGuerta?).
La caída al abismo de Dexter se ha ido forjando alrededor de él a medida que los sucesos lo han ido hostigando más y más. El ‘cliffhanger’ del final de la sexta temporada fue brutal y lo situaba en un lugar muy complicado: Debra descubre a Dex asesinando a Travis Marshall en la iglesia. El cuerpo sujeto con plásticos. Dexter sosteniendo un enorme cuchillo que clava impasible sobre su pecho. Parece que Dexter está perdido, que no le queda más remedio que huir, pero logra excusarse alegando que ha actuado en “legítima defensa” y que la ira provocada por la muerte de Rita le ha movido a acabar con Marshall. Dexter miente. Manipula. Apela a los sentimientos que Debra tiene hacia él, diciéndole que, si no lo encubre, lo perderá todo. Incluso a su hijo.
Un enamoramiento ‘idóneo’
A partir de ‘Are you’, el primer episodio, se establece la dinámica que se va a desarrollar durante toda la temporada. Dexter intentando convencer a Debra con argumentos semi increíbles, y ella tratando de asimilar, sin conseguirlo por completo, las explicaciones de Dexter, de quien está enamorada. En este asunto hay muchos peros. ¿Es posible que Debra renuncie de ese modo a la ley, a la justicia, a todo en lo que siempre ha creído? La justificación reside en sus sentimientos hacia Dexter (un giro argumental algo forzado pero necesario para que la historia tenga coherencia). Éste es uno de los puntos débiles de la temporada, así como numerosos ‘deus ex machina’ típicos de la serie que pueden suscitar críticas. Sin embargo, el personaje de Dexter tiene tanta fuerza y sus monólogos interiores son tan sugestivos, que le permitimos a la serie estos fallos para seguir adelante.
Debra descubre a Dexter en la iglesia |
Debra, en el lado oscuro
Como comentábamos, la situación inicial de la que parte la temporada es terriblemente macabra. Sobre todo sentimos escalofríos con la perspectiva de la escena final en nuestra mente, donde una víctima inocente es tiroteada a sangre fría por una Debra obligada a elegir. Es la conclusión fatal de algo que ya se venía forjando desde ‘Are you’, donde Dex convence a Debra para fingir el suicidio ritual de Travis y prender fuego a la iglesia con el fin de eliminar las pruebas. Debra ya no es la policía honesta que hemos conocido hasta el momento. A partir de este punto, la detective vende su alma al diablo. Y el culpable es un Dexter al que realmente no le importa nadie más que él mismo.
Sin embargo, las dudas morales de Debra están ahí, atormentándola, bajo grandes dosis de Xanax. Aunque ama a Dexter (o eso cree), encubrirlo y, en última instancia, cometer un acto tan espantoso como el tiro a LaGuerta eliminan lo que el personaje de Debra siempre ha representado en contraposición a Dexter: la ley, la justicia, la verdad. LaGuerta exclama: «Debra, no lo hagas. Eres un buen policía, no eres como él». Este hecho nos lleva a preguntarnos cuándo aparecerá el arrepentimiento, cuándo Debra volverá al lado de la justicia. Y, por supuesto, nos impulsa a odiar todavía más a Dexter por destruir la inocencia de su hermana. El disparo a LaGuerta es, por tanto, el inicio de lo que vendrá a continuación. Los interrogantes que se abren a partir de ahora son muy interesantes y, en vista de los acontecimientos, pueden estar repletos de matices.
Un triángulo escalofriante |
De trepa a víctima inocente
Este cambio de rol de los personajes también lo hemos podido observar en LaGuerta. María siempre ha sido un personaje odioso y antipático: una ambiciosa trepa que antepone su éxito profesional a todo lo demás, a la que no le tiembla el pulso a la hora de cortar cabezas en su camino hacia la cumbre. Sin embargo, en esta temporada, LaGuerta ha sido la única que no se ha dejado cegar por las falsas evidencias, la única con verdadero instinto policial y la más astuta de los oponentes de Dexter. Que Dexter (pero, sobre todo, Debra) le hayan mentido sin pudor nos mueve, de nuevo, hacia el deseo que nunca antes había aparecido en la serie: que finalmente detengan al Carnicero de la Bahía. En su muerte (¿) o en su desgracia LaGuerta se ha convertido en la víctima inocente, despertando la simpatía del espectador.
Hannah McKay y sus orquídeas |
La rubia morbosa y el acónito
Tampoco ha jugado en defensa de Dexter su enamoramiento por un personaje tan antipático como Hannah McKay (Yvonne Strahovski). No hay nada de positivo en ella. Es una sociópata, una envenenadora perturbada con un enorme historial de crímenes a sus espaldas. Sin embargo, Dexter la deja entrar en su casa, le deja jugar con su hijo, le (casi) permite el asesinato de su hermana por dejación. Todas estas razones nos empujan a pensar que Dexter está fuera de control, y nos sitúan en un interesante punto de cara a la S08. Sin embargo, la historia de Hannah ha aportado un morbo que ha incrementado el atractivo de la temporada. Hannah es fría y mortífera. Es rubia y está cañón. Y su escena con Dexter en la mesa de plástico ha sido muy ‘hot’. Por cierto, no hay que olvidar que Hannah ha escapado, así que, evidentemente, tendrá su papel en el desenlace de la historia.
Adversarios variopintos
Otra de las razones por las que esta temporada ha funcionado tan bien es que no se ha centrado en la dinámica reiterativa de “psicópata entra en juego y Dexter le da caza”, como en el caso de Travis, el Asesino del Hielo o Trinity. A diferencia, se han ido introduciendo diferentes adversarios, donde ha destacado el ucraniano elegante y homosexual Isaak Sirko, que ha aportado una trama policial bastante digna y se ha erigido como un buen contrincante para Dexter (además de tener con él una gran escena en la barra del bar). Sin embargo, es de ley afirmar que las tramas secundarias no han sido más que un apoyo de la principal, y casi pueden considerarse «de relleno».
Sin embargo, lo realmente interesante de esta temporada es la preparación de los personajes principales de cara a la recta final. La octava temporada cerrará definitivamente las andanzas de nuestro especialista en sangre favorito. El hecho de que esta séptima temporada haya mejorado las dos anteriores (muy flojas) nos da esperanzas de que ‘Dexter’ logrará concluir la historia de una manera, al menos, tan entretenida como ésta. Esperemos que sea así. Ahora sólo nos falta esperar.
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Muy de acuerdo en todo salvo en que Hanna sea antipática, efectivamente es mortífera y fría, pero aun así tiene un no-sé-qué que hace que no quisiera que la detuvieran o acabara en la cárcel. Además me paree muy comprensible que Dexter se enamorara de ella, con todo lo que tienen en común.Sobre la 8ª temporada, estoy ansiosa, el final me ha parecido brutal, pobre Lagarta y, sobre todo, pobre Deb…
18 diciembre 2012 | 15:27
Gracias Pal! Desde luego, si hay una víctima real en todo esto aparte de «Lagarta», jeje, es sin duda Deb. Pobre chica, la verdad es que no tiene nada de suerte con los hombres. Respecto a Hannah… me da mucho miedo! Digo que el personaje es antipático porque es una asesina letal!! Tremendo encontrársela en cualquier floristería y que le caigas mal por algún motivo… Glupsss!!! xDD Un saludo y gracias por el comentario!
18 diciembre 2012 | 15:39
¿Se sabe para cuándo será el estreno de la 8ª temporada?
18 diciembre 2012 | 19:05
No, todavía no se sabe nada.
18 diciembre 2012 | 19:26
Ha sido una temporada desde luego interesante, pero a mí no me ha gustado tanto como las dos primeras o la cuarta. Ahora bien, el avance narrativo ha sido de aúpa, eso es incontestable. Lo más raro de todo, aún así, ha sido la subtrama de la mafia ucraniana. Sobre todo con un villano tan delicioso como Isaak Sirko, que queda fuera de juego demasiado pronto.
19 diciembre 2012 | 15:52
Hola Alberto,ante todo gracias por pasarte por el blog y comentar. Me parecen extraordinarios los análisis que haces en tu blog, una referencia para todos los que empezamos en esto. Respecto a lo que comentas sobre las temporadas de Dexter, para mí también son las más interesantes, sobre todo la cuarta. Ésta, como bien dices, ha enfilado la narración hacia el final con grandes aciertos y no pocos defectos. Uno de ellos es lo que dices sobre la mafia ucraniana (¿adónde querían ir los guionistas?) pero, sobre todo, deshacerse de Sirko, un villano que nos gustaba mucho pero que ha resultado intrascendente, al igual que ha ocurrido con Louis Green, un buen personaje que acaba muerto de golpe y porrazo sin venir a cuento. En fin, esperemos que en la octava temporada los guionistas rematen la faena sin dejar ningún cabo suelto. Un saludo!!
19 diciembre 2012 | 18:29
Ya hay fecha de estreno para la S8 es el el 30 de junio d 2013, que ganas tengo de ver cual será el final de mi psicópata favorito.
28 febrero 2013 | 11:33