Hace poco menos de un mes que terminé ‘The Shield’. He necesitado dejar pasar un tiempo antes de escribir sobre ella. Como otras series sobresalientes de gran dureza y duración tipo ‘Oz’ o ‘The Wire’, ‘The Shield’ es una de esas historias que dejan huella, que te remueven por dentro y cuyo visionado hay que acometer solo si uno está en buena disposición emocional. Y digo esto porque ‘The Shield’ es la serie más sórdida y violenta que he visto nunca. No solo por las historias que la integran: asesinatos, violaciones, secuestros, mutilaciones, entre otras bondades, y su realismo visual de cámara en mano, sino por las dudas morales que genera en el espectador, y que hacen tambalearse en la cuerda floja nuestra falsamente progresista visión del mundo.
Durante toda la serie se establece un tira y afloja ético que nos hace cuestionarnos si el fin justifica los medios. Vic Mackey es un policía corrupto y violento, «otra clase de policía», como establece la premisa de la serie, pero, al mismo tiempo, un tipo efectivo capaz de lidiar con los criminales más despiadados que pueblan las calles de Los Ángeles. Al igual que Walter White tenía su propia justificación moral gracias a su enfermedad, Vic tiene la suya propia: limpiar las calles de escoria contribuyendo al bienestar social y, de paso, llenarse los bolsillos con algunos “sobresueldos” provenientes del mismo mundo que ayuda a limpiar, con el fin de pagar la educación de sus hijos, dos de ellos autistas. (Atención, Spoilers)
¿Nuestro escudo?
Los guionistas, con Shawn Ryan a la cabeza, no nos ponen nada fácil posicionarnos en contra de Vic a pesar de que, ya desde el piloto, nos encontramos con un personaje capaz de reventar los sesos a uno de sus compañeros. Por más que este sea una «rata traidora», la sangre fría y el egoísmo para salvar su pellejo por encima de cualquier cosa están sobre la mesa desde el primer momento. En contrapartida, tenemos unas calles infernales, una violencia dura y sangrienta capaz de ocasionar las peores pesadillas, con pederastas que raptan a niños para violarlos y matarlos, pandilleros despiadados para quienes la vida humana no vale nada si se interpone a sus intereses, sicarios de la droga y otra fauna inmunda a quien solo Vic y su grupo de asalto son capaces de mantener a raya. ¿Con métodos ilegales? Por supuesto.
Y, en medio de todo esto, estamos nosotros, los espectadores, cuestionándonos desde nuestra cómoda y segura visión del mundo, lejos de esas calles, si, a pesar de todo, no son necesarios los tipos como Vic, mientras nuestro demócrata estómago se revuelve con el pensamiento. Esta es la verdadera dureza de ‘The Shield’, y también su grandeza. Hacer que nuestra integridad moral vacile, sobre todo cuando, junto a la violencia, se muestra los fallos del sistema judicial (esos asesinos que nunca pagarán por lo que han hecho), su corrupción y extenuante lentitud. Y, orbitando sobre todo ello, un poder político al que no le interesa el ciudadano de a pie, sino que solo mira por su propio interés.
Un fortín en el averno
En este panorama desolador se sitúan los personajes de esta tragedia. «The barn» (el granero o establo), una antigua iglesia destartalada, es la comisaría de policía del distrito de Farmington de Los Ángeles, el centro de operaciones y una especie de fortín en medio de un infierno de guettos multirraciales con altas tasas de delincuencia, y uno de los «sets» más icónicos de la televisión: la jaula para los presos, las ruinosas escaleras que piden a gritos una mano de pintura, la sala de interrogaciones, el despacho del comisario, las desordenadas mesas de los detectives y, por supuesto, la sala del grupo de asalto, siempre con la puerta cerrada, donde se forjan los planes y se susurran secretos.
Al igual que sucedía en ‘Breaking Bad’ (la gran deudora de ‘The Shield’), la historia más potente y trágica, a través de la cual se vertebra la narración, es la de la relación entre Vic y Shane. Como Jesse Pinkman y Walter White, Vic y Shane están unidos por lazos poderosos: son mentor y pupilo (casi padre e hijo), amigos y compañeros en la guerra y, más importante todavía, comparten cadáveres en el armario. Y esta solidaridad tan peligrosa y precaria, será decisiva para que germine el drama de una gran traición y lucha fraticida. Pero, a diferencia de lo que cree Shane, las fuerzas de los contrincantes no son equitativas. Shane es impulsivo y se cree más listo de lo que es. Carece de la sangre fría (casi reptiliana) de Vic, un zorro astuto y resbaladizo, capaz de escurrirse de los problemas por difíciles que sean.
Continuará en el próximo post
antes de que escribieras este articulo ya habia decidio ver esta serie, apenas termine con dexter me pondre con ella, si es mas cruda y realista que the wire me apunto. u abrazo
19 febrero 2015 | 17:15
Jo, cómo me alegro de que te haya cautivado tanto la serie, Cecilia. He entendido perfectamente eso de necesitar un tiempo para digerir todo antes de ponerse a escribir sobre ella. A mí me pasa con series tan eléctricas como ésta.
Como otras veces hemos tratado este tema (en el caso de Skyler, ¿recuerdas?), una preguntica: ¿en qué momento, como espectadora, dejas de estar en el equipo moral de Vic? Sí, sé que he simplificado mucho algo complejo, pero creo que me entiendes. Llega un momento donde, de repente, nos damos cuenta del monstruo al que hemos estado «apoyando».
A mí por eso me cautiva tanto el final, porque sin caer en moralismos baratos ni dogmas, explica algo tan simple como que el pecado paga su culpa. «Porque tienes que pagar un precio», como le recuerda Corinne capítulos antes.
Espero esa segunda parte del post.
Abrazo.
20 febrero 2015 | 08:20
Hola Panfilo, ya verás cómo te gusta. Es una serie larga (siete temporadas), pero va in crescendo a medida que avanza la historia de fondo. Grandísimos personajes y pura adrenalina. Un saludo!
21 febrero 2015 | 11:51
Hola Alberto! Pues la verdad es que a lo mejor soy una rara avis, pero nunca he estado en el equipo moral de Vic. Siempre me ha parecido un tipo violento, hipócrita y maquinador, aunque de vez en cuando tuviese algunos rasgos que le hiciesen atractivo. Y te diré más: incluso con lo desagradable que me resultó el personaje de Forest Whitaker, no podía dejar de darle en parte la razón por mucho que sus métodos también fuesen despreciables. Los únicos que permiten un cierto alivio moral son Claudette y Dutch e, incluso ellos, tienen conductas reprobables. Por eso se me hizo tan dura la serie. No sabía a quien agarrarme. Y, bueno, luego está Shane, que da para post aparte.
Y, sobre el final, es cierto lo que dices, pero creo que también hay otra visión. Vic paga (lo pierde todo), pero aún así sabes que volverá a enfilar su vida cuando coge la pistola y sale a la calle… Hay tanto de lo que hablar que no sé si con otro post quedará completo. A lo mejor necesito tres jeje. Un abrazo y seguimos hablando sobre esta apasionante historia!
21 febrero 2015 | 12:01
Para mí «The Shield» es la serie «tapada» por antonomasia. Un serión que merecería estar en el altar de lo portentoso junto a otras series que han gozado de mucho más predicamente. Durante mucho tiempo se la consideró como la «versión a lo Hollywood» de «The Wire» y nada más lejos de la realidad. Afortunadamente, poco a poco estamos consiguiendo que mucha gente la redescubra. Una de las poquísimas series capaz de mantener una curva ascendente durante ¡7 temporadas! y rematar con finalazo.
Ahora que lo pienso…sería un bonito guiño que Chiklis entrara a trabajar en «Agents of Shield»…
05 marzo 2015 | 10:13
Tienes toda la razón. A pesar de su calidad, no llevar el sello HBO la ha hecho permanecer en el anonimato y muchos seriéfilos todavía no la han visto. A mí, que este tipo de series no me llaman la atención especialmente, me costó entrar, aunque confiaba tanto en la persona que la recomendaba que hice un esfuerzo. Al final, ha merecido MUCHO la pena. Creo que hubiera sido más redonda si no fuera tan larga, pero tiene algunas de las mejores escenas y diálogos que he visto en la tele. Es un MUST al que muchos deberían dar una oportunidad. Un abrazo!
10 marzo 2015 | 10:42
Cecilia!!!…Todavía con la sonrisa de haber recibido tu libro, me pongo a ver leer estas entradas de The Shield.
La verdad es que vi los primeros capitulos y no logré engancharme.
Pero es tanta la reverencia que le hacen, que me parece que en breve voy a entrarle de una.
Mientras tanto, a leer Araneida!!!
14 marzo 2015 | 01:58
Ayyyy, pero qué grandísima ilusión me hace!! Por fin llegó el libro, después de todo. Ahora espero de corazón que te guste, que las expectativas siempre son malas xDDD Por cierto, The Shield cuesta un poco hincarle el diente pero, si le das una oportunidad, vas a vivir alguno de los momentos más intensos de tu vida seriéfila. La única pega: se hace un poco larga, pero tiene unos personajes memorables. Un beso enorme y ya me vas contando!
15 marzo 2015 | 17:31