Tenía muchísimas ganas de que el día llegara y, como ocurre siempre en la vida, el día llegó y pasó. La noche de antes casi no pegué ojo. Ver a una leyenda de la televisión no es algo habitual aunque, quizás, también tuvo que ver la copiosa cena en un coreano que compartí con mi camello seriéfilo, Lorenzo Mejino. Dejando aparte fideos de boniato y sushi en cantidades industriales, para mí David Simon es sinónimo de una televisión distinta. Una televisión que prescinde de cliffhangers y otras artimañas narrativas y que se centra en historias que valen la pena y que se esfuerzan en transmitir una visión del mundo a través de la verdad y la indagación psicológica, con una sensibilidad especial que nace de la comprensión del ser humano y del respeto por el espectador.
Para los que hayan visto y admiren tanto como yo The Wire y Treme —sus grandes obras—, y también miniseries como Generation Kill o Show Me a Hero, la figura de Simon es casi la de un semidiós, uno de los grandes creadores de nuestro tiempo cuya obra ha sabido combinar el entretenimiento inteligente con historias profundas sobre la ciudad, la injusticia del sistema capitalista, la lucha ante la adversidad, la sinrazón de la guerra o el racismo a través de narraciones de vidas donde la épica reside, más que en grandes acciones, en comportamientos morales (nada más épico que ver a D’Angelo Barksdale renunciar a seguir en el juego de la droga para poder respirar o al chief Lambreaux volver a reunir a los Indian Red para el Mardi Gras).
Como la mitomanía no suele engendrar nada bueno (ya sabéis aquello de no acercarse a los ídolos), una de las cosas que más me interesaba del encuentro era constatar que la sensibilidad que desprenden sus series estaba en consonancia con su manera de ser y de actuar. Es algo que se nota enseguida. A los que les gusta el relumbrón, sacar pecho o darse importancia desmereciendo los logros ajenos. Supongo que si me hubiera parecido un capullo hubiera seguido pensando lo mismo de las series, pero para mi corazón sentimental hubiera sido una puñalada. Así de tonta soy.
Pero no.
David Simon no es un snob. Es un tipo pequeño, calvo, de complexión delgada, con cara de buena persona y mirada inteligente, divertida y amable. Se presentó en la masterclass del Serielizados Fest con una sencilla camiseta y unos pantalones vaqueros, aceptando el aplauso de la gente con elegancia y humildad, y recibió el premio de la Universidad con una sonrisa cortés que dejaba entrever que aquello le importaba más bien poco. Mientras tanto ahí estaba yo, en la segunda fila de una sala de unas doscientas personas, mirando de hito en hito al calvo sonriente y a David Trueba (esta vez no se le cayeron las bragas), que llevó la conversación de manera natural, sin hacerse el protagonista e introduciendo los temas oportunamente.
La charla empezó con la relación que Simon tiene con HBO, la cadena que desde hace diecisiete años lo tiene en plantilla con contrato exclusivo, y que le deja desarrollar sus ideas con libertad, aunque la mayoría se quede en un cajón. Como él mismo explicó: «HBO a veces me critica y dice que las series tienen que ser más interesantes, tener más audiencia, pero he podido hacer con ellos cosas que con otros eran imposibles».
David Simon ve poco la tele y escribe mucho. De hecho, no cree que estemos en la edad dorada de la televisión, «ya que el noventa por ciento de las series es sexo y violencia». Además, afirma que muchas series parten de una premisa interesante pero que, a partir de la segunda temporada, «empiezan a darle a la gente lo que quiere: pasteles en lugar de verduras —comenta con sorna—, y eso desvirtúa la historia». Sin embargo, lo más interesante es su credo, que radica en saber que «pronto moriremos». «Así que si eres escritor y no tienes una historia estás perdiendo tu tiempo».
Esta filosofía vital me llevó a reflexionar sobre tres cosas:
a) Como seriéfila empedernida pienso que ser David Simon es una putada. Tus series son las mejores del mundo y no hay casi nadie que haga historias de la manera que a ti te gustan.
b) Como espectadora es maravilloso que no pierda su tiempo viendo la tele y se dedique a crear obras maestras.
c) Como escritora debería ver menos series.
AY.
Uno de los momentos más gratificantes fue cuando se puso manos a la obra y empezó a explicar en la pizarra (tomando como referencia una escena de The Corner) que, en un guion, menos es más. «Hay que concentrarse en lo mínimo para no perder dramatismo. No hay manera de mostrar lo que piensan los personajes, solo lo que hacen o no, por eso la transición de libro a guion de televisión es dura y algunos escritores no pueden asumirlo».
La realidad, siempre la realidad
Ni siquiera David Simon escribe bien a la primera. Eso es lo que él dice, aunque personalmente creo que sus borradores deben ser mejores que la mayoría de guiones terminados. Obviando esto, Simon insistió en que hay que escribir el guion muchas veces «porque el primer y segundo borrador siempre son malos». Y yo añado: algunos no tienen salvación ni revisándolos mil veces.
No los suyos, claro.
Otro asunto de gran importancia para él es la búsqueda de la verdad. Un tema que viene determinado por su vocación periodística pero, sobre todo, por una forma de ser que persigue transmitir la realidad de forma fidedigna. «Intento utilizar nombres reales y contar lo que pasó. Asimismo, suelo reunirme con las personas implicadas en las historias si siguen vivas y también hago investigación sobre el terreno. Por ejemplo, en Generation Kill las retransmisiones fueron hechas por marines reales para que sonaran auténticas, y cuando escribí The Wire o Treme me centré en historias verídicas como la depresión del personaje de John Goodman, una de tantas después del Katrina».
«De hecho, al principio de un proyecto nos reunimos y hablamos de por qué queremos hacerlo. En el caso de The Wire creía que la guerra contra las drogas era injusta, y por eso escribí la serie (…) En el caso de Treme la hicimos para compartir la ciudad, un legado que solo allí puede encontrarse. La música era una metáfora».
Como supondréis, el tema de las audiencias no tardó en salir, aunque es algo que parece tener asimilado. De hecho, reconoció la modestia de sus cifras y recalcó que lo relevante al terminar una obra es que haya «una narrativa completa que se pueda comparar con la buena literatura y que trasmita una idea con un inicio, un desarrollo y una conclusión». En The Wire, además de la lucha contra las drogas, Simon investigó la idea de ciudad, «una fuente de fascinación, ya que la humanidad se dirige hacia ahí y los problemas son más profundos de lo que creemos».
Un tipo sin pistola
Tal como imaginaba por los comentarios que había leído previamente, a Simon se le iluminó la cara cuando habló de Treme, a la que considera «una serie madura y bien ejecutada» en la que disfrutó mucho trabajando. Como ya sabéis los que me leéis a menudo, Treme es una de las series de mi vida, así que oírlo hablar de ella fue mi momento preferido de la masterclass. Simon volvió a hacer gala de su humor cuando dijo, en relación a las bajas audiencias, que «pedíamos atención a un tipo que no tenía una pistola en la mano, sino un instrumento».
La crónica de la música americana, el legado cultural de Nueva Orleans («si vais no os perdáis el Mardi Gras») y transmitir la historia de una ciudad «que es la que más ha sufrido en Estados Unidos» se conjugó en una experiencia fantástica, explicó. «El plató era una fiesta a pesar de que los músicos olvidaban sus líneas y teníamos problemas para capturar el sonido de un club real, ya que las actuaciones están grabadas en vivo».
Porno en Nueva York
Aunque ya habíamos tenido noticias sobre la nueva serie en preparación, The Deuce, que trata sobre el nacimiento de la industria del porno en el Nueva York de los setenta —ya está grabado el piloto—, fue jugoso escucharle comentar algunos aspectos como su colaboración con Pelecanos, que había escrito sobre la mafia y le asesoró, o sobre lo peligrosa que era Manhattan en aquella época. «Al principio, con el nacimiento del porno en California, no existían las normas. En Nueva York se convirtió en industria y había mucho dinero involucrado, así que pensamos que sería una buena historia».
Pero lo más divertido fue cuando imaginó a un hipotético espectador que esperase ver sexo «y al que le vamos a arruinar la velada».
También contó alguna historia divertida sobre James Franco —no os perdáis 11/22/63, la miniserie basada en la novela de Stephen King donde sale—, que da vida a los gemelos protagonistas: un barman y un cliente de bar, y del que Simon habla maravillas «pese a algunas historias que me habían contado».
Y con el turno de preguntas, en el que reveló que uno de los personajes que más le había gustado escribir fue el sargento Jay Landsman de The Wire (grande), y que uno de sus escritores favoritos es William J. Kennedy, se terminó el encuentro con David Simon, con una audiencia entregada y satisfecha que se hubiera quedado otras tres horas haciéndole preguntas y oyéndolo departir sobre periodismo, política, escritura y sus series que, sin lugar a dudas, han hecho nuestra vida (mi vida) mejor.
Con la cabeza llena a rebosar de ideas, pensamientos y reflexiones, y con la alegría de ver cumplido un sueño, mi amiga Sofía y yo nos tomamos una caña brindando por él y deseando que los dioses seriéfilos le conserven la salud para seguir escribiendo.
¿Verdad que se nos ve felices?
Me alegro de corazón mi querida Cecilia que hayas hecho realidad uno de tus sueños de conocer en persona uno de los mas grandes.
Tengo muchos ídolos televisivos pero Simon es especial para mi, como realizador, como guionista, domo director le cambio la vida mucha gente y ahí me incluyo yo.
Para mi el es el que revoluciona la edad de la oro de la tv, que ya rebozaba calidad en guiones y personajes pero faltaba esa critica social, esa crudeza, esa bofetada al televidente que solo el se atrevió a brindarnos.
Lo que mas me gusta de Simon es que no es maniqueista, no toma partido aun haciendo una fuerte critica al sistema en varios aspectos, y sus conclusiones (especialmente en The Wire) son realistas, pesimistas, cíclicas, mostrando que la sociedad esta corrompida desde sus cimientos y tal cosa no cambiara, y eso no es algo que a las grandes cadenas de tv y al publico en su mayoría les agrade
Para terminar estoy ansioso por los posts de tu revisión de The Wire. Un abrazo
12 abril 2016 | 17:33
Querido Panfilo, como siempre, muchas gracias por tus interesantes comentarios. De verdad que ha sido genial poder escuchar a este genio de la televisión y constatar lo majo que es en realidad. ¡Hubieras disfrutado muchísimo allí conmigo! Es cierto lo que dices sobre Simon, aunque es innegable que su mirada (como todas, al fin y al cabo) también es subjetiva. Aun así, y según lo que comentó, su esfuerzo por transmitir historias reales es un hecho, aunque sobre ellas haya elementos de ficción.
Estas vacaciones me he vuelto a ver de tirón las dos primeras temporadas de The Wire y, aunque pensaba hacer post independientes, creo que lo mejor será hacer un especial para hablar de toda la obra, ya que como un todo fue concebida. No sabes lo mucho que la estoy volviendo a disfrutar. Qué guion, qué personajes, qué historias desgarradoras y qué capacidad para conectar todos los elementos y tramas. Es alucinante. Y respecto a Treme, se notaba que era su favorita, que lo había pasado de fábula rodándola y que le dolía (aunque lo tenía asumido) que no hubiera tenido más éxito.
En fin, un verdadero placer escucharlo de primera mano. Un abrazo muy fuerte y esperemos que pronto podamos gozar de The Deuce 🙂
13 abril 2016 | 14:52
Le tengo unas ganazas, y te creo que en las segundas revisiones se disfruta muchisimo, nos leeremos pronto.
13 abril 2016 | 17:40
Yes, indeed 🙂 Besos!
16 abril 2016 | 18:10
Qué maravilla y qué envidia! Se nota tanto la ilusión con la que cuentas la experiencia, y cuánto me alegro de que haya cumplido con creces tus expectativas :). Yo también adoro a Simon y sus series, y tengo que decir que Treme es de mis favoritísimas. Puede que no sea fácil de recomendar, pero yo la he visto con mi madre con subtítulos, y ella que no tiene ni idea de inglés ni es en absoluto una espectadora «snob», la ha disfrutado tantísimo como yo.
Gracias por compartirlo!
PD. ¿Sushi en un coreano? Sacrilegio! 😛
17 abril 2016 | 04:59
Gracias, Liliana! Muy fan de ti y tu madre viendo Treme. Eso sí que es una familia unida. A mi madre también le encanta (qué suerte tenemos). Es que, de verdad, no creo que sea una serie inaccesible para nada. Ni siquiera The Wire. Creo que la gente tiene un mito en la cabeza y no se acercan a las series de Simon porque creen que no las van a poder seguir o porque son muy densas… Y no es cierto. Son series que pueden entenderse a la perfección y muy disfrutables. Eso sí, no son series «vacíacocos». Son series para ver con todos los sentidos y disfrutar. En fin, qué le vamos a hacer. Espero que el post sirva para animar a la gente que no se ha atrevido con ellas 🙂
Y sí! Sushi! Aunque no era estilo japonés, sino que tenía otros ingredientes dentro (uno muy rico con pepino). Lo regentan coreanos de verdad, así que supongo que será parte de su gastromonía. Un beso y gracias por el comment!!
18 abril 2016 | 09:42
Hola Cecilia. Me alegro muuucho de que hayas hecho realidad tu sueño. Qué envidia poder asistir a la masterclass de uno de los grandes genios de la televisión. Me he emocionado leyéndote porque siempre logras transmitir tu pasión por las series y eso nos emociona también a tus lectores.
Todavía no he visto Show me a hero, ¿vas a hacer review? Por cierto, que creo que este verano me voy a apuntar a la revisión de The Wire. Omar, Stringer, Carcetti… tantos personajes inolvidables. Es una serie inmensa, con muchos detalles y tramas que se me han borrado de la mente totalmente porque pasan tantas cosas que es imposible retenerlas todas en la memoria.
Abrazos y gracias de nuevo por contarns las cosas con esa cercanía 🙂
18 abril 2016 | 10:38
Felicitaciones.
Excelente nota. Es como si hubiera estado ahí…(mi mayor consuelo… snif)
18 abril 2016 | 17:16
Hola Natalia! Muchas gracias! Me hace mucha ilusión todo lo que me dices 🙂
Lo de la revisión de The Wire es una grandísima idea, yo la estoy disfrutando como hacía tiempo que no hacía. De verdad que merece mucho la pena. Es una serie muy compleja, como dices, con muchos niveles de lectura. A mí me está haciendo reflexionar sobre aspectos que antes me habían pasado desapercibidos.
Y sobre Show Me a Hero no sé si haré review. Me gustó, pero no está entre mis preferidas suyas.
Un abrazo y gracias por tu comment. Me ha emocionado!
20 abril 2016 | 10:03
Ayyyyy, ojalá hubieras estado. Fue genial, de verdad. Me gustó mucho escuchar todas las cosas interesantes que dijo y constatar que es un buen tipo, para nada creído, muy normal y accesible. A ver si va por Buenos Aires y tienes la suerte de verlo. Un beso y gracias!
20 abril 2016 | 10:05